El nevado Ausangate siempre ha sido obsesión y sueño de innumerables escaladores, la primera ascensión fue hecha en 1953 por un grupo de escaladores Alemanes en la que estaba el famoso escalador Henrich Harrer, en 1983 el guía de montaña Cesar Pujazon junto con su hermano y otros guías de montaña cusqueños hacen la primera ascensión nacional , en el 2006 Lixayda Vasquez dentro una expedición de aspirantes a guía de montaña logra ser la primera mujer peruana en llegar a esta cumbre, en 1969 otro grupo de escaladores alemanes escalan la arista NE de este nevado. En los numerosos viajes a la Cordillera de Vilcanota, especialmente desde Pacchanta desde donde se ve la cara Norte del este nevado, siempre hemos soñado escalándola por esta vertiente, es así que nos entusiasmamos e hicimos el intento que se los relato en las siguientes líneas.
El pasado lunes 10 de mayo Saul Caipani, Isabel Champi, Lixayda Vasquez, Cesar Cahuana, Daniel y Alfredo Zuñiga después de las respectivas reuniones por el día de la Madre, partimos con dirección a Ocongate, la idea al principio era escalar la ruta normal del nevado Ausangate y el acercamiento lo habíamos pensado por Pacchanta, ya allí decidimos caminar lo mas que podíamos para aprovechar el día pero en el camino nos sedujo la verticalidad e irregularidad de un proyecto que ya teníamos entre cejas: La arista nor este del nevado Ausangate, entonces aprovechando la relativa proximidad decidimos establecer nuestro campamento base en una laguna cercana a la montaña, donde en las últimas horas de la tarde pudimos deslumbrar la ruta por dicha arista, al día siguiente nuestro azimut nos dirigió a los pies de la montaña en donde después de un tramo pequeño de morrena con un pequeño caminito entramos al glaciar del Ausangate que estaba cubierto por bloques gigantescos de roca, la caminata se hizo muy inestable pues no podíamos utilizar crampones por la capa de tierra y los bloques de roca encima del glaciar, finalmente al cruzar toda esa morrena viva antes de empezar los grandes seracs decidimos acampar, en la tarde Cesar, Saúl y Alfredo decidieron entrar al glaciar de los seracs para verificar si era posible sortearlos, en efecto, nos tropezamos con innumerables grietas y fijamos cuerdas en las partes muy expuestas y verticales. Al regresar las chicas y Daniel habían cocinado un riquísimo lomo saltado que fue lo más digno de todo el viaje, al día siguiente un poco tarde empezamos el ascenso, sorteamos los seracs con ayuda de las cuerda fijas y escalamos una pared de roca de 50m con un nivel de dificultad de un IV°, hicimos una travesía por un balcón con acumulación de nieve y nos encontramos con otra pared de roca de 25 m un poco más expuesta que la primera pero de igual nivel técnico que escalo Cesar e instalo una cuerda fija, como habíamos previsto escalar la ruta normal del nevado Ausangate no poseíamos ningún instrumento de aseguramiento en roca y todas las paredes de roca que escalamos lo hicimos empotrando pedacitos de roca en las fisuras o utilizando cintas alrededor de los cachos, al culminar la escalada en roca empezamos la escalada por una serie de escalones de hielo de máximo 5 m hasta que llegamos a una pared que tenía unos 25m que en algunas zonas superaba los 90 grados, nuestro amigo Cesar el mejor entrenado en el grupo, superó la pared, encima de este memorable escalón de hielo acampamos en un pequeño balcón que había sido generado por el viento y la presencia de una gigantesca grieta, al día siguiente inconscientes de cuanto nos faltaba salimos no tan temprano como habíamos sugerido y comenzamos la escalada superando como en el día anterior bastantes escalones de hielo de entre 5 -15 metros de altura muy verticales hasta llegar a una pala de más o menos 60m con una inclinación de 70° de nieve dura y hielo, Saul fue el primero que salió de esa pala y pudo ver el espectáculo que nos ofrecía la arista NE de la montaña, la verticalidad de la ruta y la presencia de la cordillera hacen de este paisaje digno de los sueños más abstractos que hemos tenido, luego de un breve descanso mientras nos maravillábamos con el paisaje empezamos la progresión por la arista de nieve que poseía quizá unos 35° a 45° hasta que casi a las 4pm nos encontramos con una pared de roca de más o menos 50m de nivel V° + que al principio no parecía de gran dificultad técnica, pero, como en la mayoría de los casos, es diferente estar encaramado en la roca, Alfredo fue el que ascendió la pared asegurando como dijimos líneas atrás con empotradores de roca y aros de cintas en puentes naturales, luego lanzo una cuerda fija para izar las mochilas y asegurar a los demás compañeros, la cantidad de cosas, la cantidad de participantes e inexperiencia de algunos compañeros fue un gran impedimento que nos demoro hasta las 8 de la noche superar en conjunto esa pared, acampamos a 120 m de ella, tuvimos que montar el campamento en un viento infernal que no paró durante toda la noche.
El intenso viento que continuaba amenazaba con arrancarnos de la arista, ese viento no nos abandono por las 30 horas que estuvimos en el campamento, se nos hizo imposible cocinar afuera por estar distribuidos en tres carpas de vivac, y solo hicimos derretir agua durante la noche dentro de una carpa, nadie pudo dormir a pesar del cansancio que teníamos, al día siguiente Cesar y Alfredo salieron a escalar la arista y poner cuerdas fijas en los lugares necesarios, pero avanzaron por una arista de más o menos 50° afilada y muy expuesta, avanzaron 3 largos hasta encontrarse con un estandarte rocoso el cual no pudieron superar, además con la cantidad de personas con las que contaba la expedición sería imposible pasar sin perder demasiado tiempo, decidieron regresar al campamento, el viento se intensifico en la arista lo cual hacia la escalada mucho más peligrosa puesto que se avanzaba dos pasos y debían cubrirse del viento, descendieron en la tarde y comunicaron al resto de los integrantes de la expedición la decisión final, la cual se respetó y bajamos al día siguiente; esa noche algunos de los integrantes enfermaron por la falta de alimento y agua, altura e inclemencias del tiempo, nos despertamos a las 5 am y empezamos a desarmar el campamento, igual que en todo momento con el viento muy fuerte, el cielo se empezó a cerrar, el viento se intensificó más aún, hicimos los rapeles que en total fueron 6, la mayor parte de la arista la descendimos con cuerdas fijas, llegamos hasta nuestro campamento morrena a las 5 de la tarde después de 11 horas de descenso. Ya en nuestro campamento morrena decidimos avanzar hasta Pacchanta en donde estuvimos a las 10 de la noche, buscamos un alojamiento, encontramos uno muy cómodo, compramos unas papitas sancochadas que comimos con unos filetes de pescado que teníamos y con la adrenalina de haber escalado hasta donde lo habíamos hecho y haber disfrutado tan maravilloso paisaje, celebramos remojándonos en las aguas termales del lugar y tomando ingentes cantidades de cocacola y un par de cervecitas. Al día siguiente como si hubiéramos regresado de la guerra nadie despertó antes de la 9 de la mañana y nos retiramos en un pequeño taxi en donde los 6 junto con una señora del lugar nos acomodamos hasta Tinqui en donde abordamos un carro que nos llevo de regreso hasta Cusco.
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